Amado mio:
Me mantienes contigo a base de mentiras y de engaños. De falsas esperanzas y de promesas sin cumplir. De malos entendidos y rabietas. De celos y de venganza, de flores y serenatas, de fiestas y desveladas.
Amor de mi corazón, me tienes aquí para maldecirte, para humillarte, para escupirte y luego suplicarte. Para apoyarte y para odiarte. Para prepararte un buen mole. Para amarte hasta gritar, para vestirme galante y celebrarte con mi enajenada convicción de que eres, entre todos, el mejor.
Vida mia, sí mi vida es tuya y por ti, pero no para ti. Que en mi capricho y mis berrinches me he dedicado a castrarte. En el fondo ignoro si eres felíz pero tienes una sonrisa que llega de costa a costa.
Si bien, eres el anhelo de mi orgullo, un orgullo cancerígeno. Fumo y soplo el humo en tu cara, como manera de seducirte y dañarte. Tomo mezcal en tu memoria y brindo con alegría: vivas tú, vivan tus hijos que no tendré la fortuna de conocer.
Cariño, bienaventurado eres, basto agraciado pero menospreciado por quienes quieres.
¡Date a notar! Soy tuyo, tu amigo, amante-enemigo. Me tienes en tus entrañas, me tienes, me tienes. Pero que quede claro, que si posees todo de mí, no significa que lo merezcas.
Tú, amor de mi vida, educador de mi alma, padre de mi espíritu. Mientras te has dedicado a darme todo lo que tienes, yo he dedicado a explotarte.
Angelito que eres, que la subsistencia a tu lado tiene sabor a dulce de leche, a tamarindo, a mazapán, camote, palanquetas y caramelo.
A ti dedico más mis penas que mis glorias, porque glorias solo mías.
A ti mi México adorado, a ti mi país lindo... algún día alimentaré tu alma con mi cuerpo ya fermentado, porque por ti mi elemento tiene sabor a pulque curado.
Con toda mi devoción.