Sentada en una silla, con un codo recargado en el barandal del atrio y la mano deteniendo mi rostro, contemplaba el campo a lo lejos, vi las hierbas agitadas por el viento. Cielo despejado. Reparé en una bugambilia naranja colgando sobre una barda de cemento, parecía como si quisiera escapar, como si estuviera trepando para huir; imaginé su fuga, poco a poco las ramas bajaron, deslizando y arrastrándose para pasar completa. No sé en qué momento mi sueño se hizo real: La bugambilia había terminado de saltar la pared y se incorporaba, como si se tratara de un hombre, la planta echó a andar en mi dirección.
Seguí recargada sobre mi brazo viendo al ser floreado que se acercaba. Un cosquilleo comenzó en mi estomago y se esparció hasta mis manos. La venas de mis muñecas resaltaban demasiado y era más azules que nunca, se hicieron unos pequeños bultos como si algo quisiera brotar de mis vías sanguíneas, entonces se abrieron y estambres de color azul salieron. Me puse de pie y jale los estambres pero no terminaban, solo se hacían más largos y quedaban rizados colgando.
El hombre bugambilia iba entrando en el porche, se acercó y con lo que serían sus manos tomó mi cara, dejando algunos rasguños en mis pómulos. Cerré los ojos con fuerza, él besó mi frente y después me soltó. Toqué mi piel, se sentían las heridas finamente infringidas. Miré al campo, las hierbas se habían fundido como óleo fresco, el cielo ya no azul claro era naranja con nubes de navajas y en lugar de estrellas brillaban lentejuelas pegadas con silicón. Mi casa y el porche se volvieron de cartón.
Entré al baño y abrí la llave pero en lugar de caer agua, salió sangre, mi sangre. Mis venas llenas de estambre y mi piel era blanca, era ya de porcelana. Subí a la habitación más alta de mi casa, salí al balcón. Respiré, el aire tenía olor a vainilla. Intenté volar pero no lo logré, caí, me estrellé contra el sueño y me rompí. De mi cráneo salieron mil orugas de papel crepé. El hombre bugambilia tomó mis restos, los enterró y de ellos nació un árbol que en lugar de frutos daba cenizas pegadas con miel.
Creo que una palabra muy bonita define lo que quiero decir: MMMMMMajestuoso. :)
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