-¡Hola! a ti es a quien ando buscando.
Alcanzo a pensar: ya sé pendejo, no veniste a mi edificio na más porque sí.
-¡¡Pablo!! ¡Qué onda! ¡Qué gusto verte!
-¿Cómo estás chaparrita? Ya tanto tiempo sin verte. Te extrañaba.
Y en eso, ¡zas! el wey baja la mirada y me recorre enterita, es cuando me cae el veinte de que estoy en pants, tenis y la playera más holgada que tengo, sin bra abajo y lo peor... Con los pelos parados y la cara lavada. Ya sé, jodida jodida, pero no te burles todavía, que esa no fue la peor parte. Total pues el cabrón na más fija la mirada en la banqueta para disimular su pinche jeta de que de plano me vio pal perro. ¡Hijo de la..! Pero sí, me agarró en las peores, y que me ardo. Pues saqué el cobre, me hice la digna y a tirarle veneno, no me iba quedar en la misma postura de india pisoteada, no, no. Tenía que bajarlo a mi nivel y borrarle ese pinche brillito en los ojos.
Hmmmm... me pareces más desinhibida, pero menos estética. Me parece que no es tu estilo, pero estás experimentando. Disfruto mucho más otros textos tuyos. ¡Saludos!
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