Apresuré el paso al ver las puertas abiertas, no elegí otras, las primeras que tuve enfrente fueron las que crucé, justo al abordar rocé su hombro desnudo; era ciego de nacimiento, no me cupo la menor duda. Tenía tatuajes cubriéndole los brazos, sacudiendo el bastón tomó rumbo. ¿Quién habrá elegido sus tatuajes? Las interrogantes sobre él se esfumaron en cuanto percibí el calor sofocante, no importa qué tan cargado de personas esté, la temperatura es la misma en cada viaje. Tomé asiento y decididamente subí el volumen de la música que crujía dentro de los audífonos, los presioné un poco más e hicieron el grave perfecto en el tono exacto, el mejor buffer del mundo es el que está dentro de mis oídos. PLAY. 1980 Israel - Siouxsie and the Banshees. Aún no se cierran las puertas y veo a un apresurado hombre entrar al vagón. Una vez adentro se tornó hacia las puertas, también traía audífonos, se los acomodó, se tomó de un tubo en cuanto empezó la marcha y bailó a lo que debió ser el ritmo de su música, no la mía. Este hombre capturó un gran porcentaje de mi atención, la causa principal no fue su condición: acondroplasia, sino su cara familiarizada. Se parecía a Mick Jagger, más acertadamente a una caricatura de Mick con rasgos exageradísimos. Era entretenido observar a este enano por el reflejo de la puerta. A penas alcanzaba la parte donde empezaba el vidrio. Llegamos a una estación con demasiada concurrencia, pocos bajaron pero muchos subieron. No escuché qué dijo, solo vi al enano manotear y empujar a un hombre que casi se lo lleva de cara con su mochila: Además de todo, violento. Sonreí. Terminó la canción ochentera, comenzó Kissing my disgrace - Queen Adreena. De golpe todos mis sentidos se nublaron excepto el oído, éste se agudizó intensamente y una misma onda que partía de ese sentido inundó el resto de mi cuerpo. Una sensación extraña pero ya muy conocida por mí. Si algún policía pudiera ver lo que pienso y siento en ese momento podrían llevar arrestada por faltas a la moral en vía pública, pero lo más tórrido de la situación es que nadie más sabe lo que estoy deseando. No sé si es la voz, las pisadas del bajo o la letra que me encaja perfecto, pero la canción esclaviza todo mi ser de la forma más vil, inteligente y bestia que existe. Es una situación sumamente cruel ya que no puedo hacer nada mas que derretirme por dentro, no es lugar ni hora para andar en este estado orgásmico sin embargo ahí estoy, muriendo de ganas. Besando mi desgracia durante 3 minutos y 10 segundos viajando en el cochino metro.
(Borrador actualizado)
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