No es que te amara mucho como para complacerte en todo, es que más bien me volví cuerda un tiempo y dejé de hacer cosas extrañas que me gustaban, incluso más que tú pero, gracias a la vida, todo ha regresado a la normalidad.
Tres copas de vino, un cigarro, LSD y música eran lo que faltaba para entender. He regresado. Vuelvo a ser la mujer sagaz, llena de locura que vive pocos minutos de lucidez al mes. La que nada planea, sin embargo tiene el control de sí en cada situación. Soy quien cuestiona y responde sin más que la pura y distorsionada realidad en la que vivo. La mujer que viste y se desviste, quien observa y admira. Devoradora de todo sin dar mucho a cambio. Sin rendir cuentas, veo, sonrío y me desintereso. Vuelvo a ser aristócrata a la que le vienes valiendo madres.
Escritora que nada aporta sino prosas, ¿en qué le puedo servir? Con gusto redactaré su nota de suicidio, porque mis cartas no son caldos para el alma, ni analgésicos para el dolor.
Escritora que nada aporta sino prosas, ¿en qué le puedo servir? Con gusto redactaré su nota de suicidio, porque mis cartas no son caldos para el alma, ni analgésicos para el dolor.
Ofrezco pasión, tiempo, caricias y besos pero a cambio la cuota es altísima.
Habrás de amarme y gritarlo, escribelo, hazme reír, acaricia mi cabello, apaga mi cigarro, muérete de celos, toca mi canción favorita, ábreme la puerta del carro, guarda la última parte para mí, enséñame tu cuarto, invítame a bailar, emborráchate conmigo. Toma mi mano cuando manejas. Tenme paciencia, acompáñame, cuídame. Llega a tiempo, pelea conmigo si es necesario, regáñame, preocúpate, sonríe mientras me miras. Bésame con pasión en el momento menos indicado. Sube el volumen cuando la canción me gusta. Di que ayer pensaste en mí, búrlate cuando me tropiezo. Pero jamás esperes que todo eso dure toda la vida, porque cada que yo quiera me desharé de ti para ir a hacer a otro más.
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