domingo, 15 de noviembre de 2009

Quiero lo lindo

Quiero un vestido largo, de seda y crepé color hueso, que tenga una caída de lado, un moño a la altura de la espalda baja, que lleve las mangas caidas hasta los hombros. Quiero un collar de perlas auténticas y que mi cabello esté esponjado adornado con una corona de Gardenias. Usar guantes cortos y una estola de plumas finas. Quiero estar descalza y que mis pies sangren al bailar sobre esmeraldas finamente cortadas. Y luego caminar en el empedrado frío del patio de una iglesia colonial. Quiero subir hasta el campanario, en escaleras angostas y sin iluminación. Llegar hasta lo más alto de una torre y cantarle a la luna. Encontrarme con un hombre desnudo que me sirva una copa de vino y al beber, derramarlo por mi barbilla, que resvale por mi cuello hasta llegar a mi clavícula y entonces, el hombre detenga el camino del líquido con un beso. Quiero dormir sobre una alfombra persa y despertar en un ataúd de vitrales coloridos, abandonada en un campo y que la tormenta llegue y con sus aguas cubran mi féretro. Que un pedazo de marmol caiga sobre la caja y me libere. Entonces caminar sobre la hierba y encontrar hongos que con solo verlos distorcionen mi percepción haciendo que todo parezca un sueño. Y la superficie donde estoy parada sea crema batida de un pastel en el que patino. Toparme cerezas gigantes y rodar con ellas. Caer del pastel y encontrarme sobre un espejo infinito, quiero correr sobre él, correr kilómetros y kilómetros, hasta que mis pies sientan ácido. Detenerme y ver como me derrito, fundiendome en el espejo. Quiero entrar a un mundo donde todo sea de luz, montar un gato blanco que me enseñe a leer, hablar y pensar al revés. Llegar hasta un árbol del que cuelgan bebés dormidos. Escalar hasta lo más alto del tronco y encontrar un nido de mariposas, recostarme y ver el sol negro en el cielo. Quiero dormir cobijada por las alas de una mariposa violeta y que con sus antenas me acaricie el cabello.