domingo, 3 de julio de 2011

Provocación

Caminando en Reforma a la altura de Garibaldi, me encuentro con el cadáver de un gatito; miro alrededor en busca de algo que me explique cómo llegó ahí, pero no encuentro nada. Sin mayor contexto y con una mezcla de desconcierto y morbo, saco mi celular, apunto y disparo, sin detenerme un segundo a considerar cualquier posible conocimiento fotográfico que poseo.
Una foto espontánea, sin mayor planeación ni análisis de la escena. Sencillamente la tomé porque fue mi reacción ante aquel desolador cuadro. No duró más de 10 segundos desde que encontré el gato y saqué mi celular, cuando hice una reflexión: ¡qué cruel puede llegar a ser la ciudad! ¡Malditos sean quienes han pasado a lado del gato y lo hayan ignorado!

Después de eso, guardé mi celular, me di la vuelta y seguí rumbo, actuando igual que cualquier maldito cruel citadino.