lunes, 26 de septiembre de 2016

Quería hablar un poco sobre el odio.


NO QUIERO INICIAR UN DEBATE, solo voy a escribir un poco sobre el contexto que me hizo pensar esto.
A raíz de que se aprobará el matrimonio igualitario y adopción. Leí varias opiniones de amigos míos que claramente son discurso de odio disfrazado de moral. Leía alguien que decía "no puedes estar orgulloso de tu orientación sexual, entonces los heterosexuales también deberíamos marchar y hacer nuestro día de orgullo heterosexual, así de estúpidos se escuchan, blablabla". Entonces vi lo preocupante que es no notar el odio en una declaración así. No es lo mismo no estar de acuerdo que juzgar y estigmatizar las razones por la que alguien debe o no sentirse orgulloso. ¿Por qué hablo de esto? Me ha pasado... No por mi orientación sexual, pero he tenido relaciones con personas que limitaban mis razones por las que yo solía sentirme orgullosa de mí misma. ¿Orgullosa porque trabajas desde los 18? ¿Orgullosa porque te pagaste una escuela que no pudiste terminar? ¿Orgullosa por escribir cuentos? ¿orgullosa porque te defiendes sola de los hombres que te faltan al respeto? ¿Rescatar perros? ¿Orgullosa de una familia rota? Para todo lo que yo consideraba bueno o al menos de respetable de mí, otras personas han tenido un adjetivo descalificativo para describirme. Cuando estás en constante contacto con este tipo de recriminaciones y desaprobaciones poco a poco te vas deshaciendo. Yo dejé de sentirme bien y orgullosa de mí misma en algún momento.
Gente, ¿quiénes somos nosotros para decir de qué deben estar los otros orgullosos? ¿Por qué atacamos? ¿Por qué odiamos? ¿Por qué descalificamos? ¿Por qué nos burlamos? ¿Por qué queremos tener el control de las vidas ajenas?
Basta de odio, creo que la única manera de terminar con este círculo vicioso es amando. No a nuestro agresor sino a nosotros mismos. Amando muchísimo, con todo nuestro ser, perdonando e ignorando. Siguiendo alimentando ese orgullo con un "perdono, sigo adelante y soy mejor persona por no caer ante las provocaciones del odio". Ámense así mismos. Vean lo bueno en cada uno, conózcanse y no permitan que nadie venga a decirles que no son lo suficientemente buenos para merecer paz por ser ustedes.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Desde el inframundo

Querías que me fuera, me corriste de tu vida y me aferré, a la nada, porque en ese momento creí estar enganchada a algo que no había. Creí que tenía el coraje para salvar esto que se convirtió en nulo interés y carencia de adoración. Tanto me corriste de tu camino que el no haberme ido me convirtió en un espectador detallista de tu monótona existencia. De verdad quería quedarme pero ya que lo hice ¿para qué? Únicamente para decepcionarme de mi no retirada y de mi tardía separación emocional. Para volver visible lo esencial: la irrebatible falta de amor. Y me carcajeo desde mi cuarto empapado de soledad que evoca una demencia anímica, la enfermedad que enfrenta un alma que se reconoce así misma abandonada e incomprendida. ¿Tanto para llegar a esto? A la apatía de los hechos colosales que marcan tu vida mientras la mía pasa como audiencia egoísta e indiferente. No voy a pedir perdón porque esto es lo que querías. Me arrojaste al Aqueronte, así se sintió en ese momento, me despojabas de la vida y de mi cielo cuando me desterraste de tu existencia sin saber lo que realmente se significaría esto. Y aunque puede ser que todo este drama dure solo unos días; hoy mi alma se disfraza de aflicción y quebranto para disimular por fin el albedrío a tu marchita figura de dios.