martes, 22 de junio de 2010

Descontrol - Episodio 2 (Parte I y II)

I
Entramos al departamento, una nube de humo en el techo; y aunque había inciensos en cada esquina, no cumplían su función de disfrazar el olor a marihuana.

Nadie notó nuestra aparición, fue como si lleváramos horas ahí.
Clío sacó de su bolsa aterciopelada una botella de vodka y ganamos la primera mesa disponible que vimos, tomamos unos vasos que parecían estar limpios, comenzamos a beber. Los éxtasis que habíamos consumido antes no tardarían en hacer efecto.
Nos despojamos de los abrigos, pues a pesar de la lluvia y el frío que hacía en el exterior, dentro el calor humano era excesivo. Las piernas de Cali, el escote de Clío y mi espalda quedaron al descubierto. (Dancing days are here again as the summer evenings grow. I got my flower, I got my power, I got a woman who knows)

II
Una hora más tarde, Cali coqueteaba con un hombre al menos 20 años mayor que ella, tatuado de los brazos y con el cabello rubio hasta los hombros. Clío y yo sólo bailábamos y bebíamos ya directo de la botella.

El departamento era bastante pequeño, gracias al efecto del éxtasis la temperatura había aumentado, aun así era divertido, raro, confuso. Las luces estaban apagadas y la única fuente era el alumbrado que se colaba por las ventanas y reflejaba en el candelabro de cristales. La decoración apenas perceptible era completamente vintage, algunos pedazos del papel tapiz verde esmeralda eran arrancados. Había hombres sin playera brincando sobre los sillones en la sala; en la cocina sobre la barra y la lavadora, gente inhalando líneas de coca.

(I said it's alright. You know it's alright - I guess it's all in my heart .You'll be my only, my one and only. Is that the way it should start?)

Descontrol - Episodio 2 (Parte III,IV y V)

III
Mientras esperaba a Clío recargada en la puerta del baño, intenté prender un cigarro pero mi encendedor no sirvió, fue entonces cuando apareció “ella”, me ofreció fuego; era pálida, con el cabello pelirrojo hasta la cintura, pantalones entubados grises, tenis negros, suéter azul eléctrico y chamarra de cuero en el brazo. Prendí el cigarro:

-Gracias
-De nada, niña. ¿Cómo te llamas?
-Ania. ¿Tú?
-Ana, jaja. ¿Vienes con alguien?
-Sí, dos amigas. ¿Y tú?
-Desde hace rato te vi bailando.

Clío interrumpió abriendo la puerta, era mi turno, entré al baño y cuando me disponía a cerrar, Ana dio un paso adentro, cerró la puerta, seguido se lanzó sobre mí y nos besamos desenfrenadamente sobre el lavabo; con su chamarra apagó mi cigarro. (Crazy ways are evident in the way that you're wearing your clothes. Sippin'' booze is precedent as the evening starts to glow)

IV
Había llegado la hora de irnos, quedaban pocas personas y en muy mal estado. Nos reunimos, tomamos los abrigos, Ana decidió no ir con nosotras.

Calí, Clío y yo caminábamos un camellón, fumábamos marihuana, ellas no tenían ganas de llegar a sus respectivas casas.

Cali nos contaba de su hombre “Tiene 41, es divorciado. No tiene hijos y es músico”. Nos ganaba la picares pues ninguna había estado con un hombre tantos años mayor. Pasamos por una tienda de abarrotes 24hrs, compramos cervezas y cigarros, llegamos a mi casa. (I told your mamma I'd get you home but I didn't tell her I had no car. I saw a lion he was standing alone with a tadpole in a jar)

V
Platicamos, se terminó el alcohol, estábamos exhaustas. Dormimos en la sala, Clío y Cali juntas en el suelo sobre almohadas, cojines y colchas.

Ya se asomaba el sol, todas dormían menos yo. Me levanté, subí a mi cuarto; ante un espejo me percaté de las manchas de labial en mi cuello y mis ojeras pronunciadas. Miré por la ventana que da a la casa de junto. Era sábado aproximadamente las 7am, la hora en que mi vecino se levanta diario, abre sus persianas, se para desnudo frente a ellas, prende el televisor y aparenta ignorar que lo estoy viendo. Así fue, Cali despertó, subió con un cigarro y juntas vimos como él miraba caricaturas mientras se estiraba.

(Dancing days are here again as the summer evening grows. You are my flower, you are my power. You are my woman who knows.)

lunes, 7 de junio de 2010

Escapando de los brazos de Morfeo

El problema de escribir en la madrugada es que se tiene que prender la luz y le quita un poco de romanticismo a la intimidad que se tiene con la noche; la mejor metáfora para el insomnio es el mar: te traga y eres conducido por la corriente de un lado a otro sin la posibilidad de imponerte ante tal naturaleza.

La música es buena compañía en esto de las desveladas. Con audífonos y canciones al gusto, hacen la banda sonora de las vagas ideas.

Quisiera que mis escritos no llevaran siempre algo sugestivo en sus entrañas, pero creo que es parte de mi firma, no puedo evitar ser cautivada y pensar divertidas perversiones, veía la silueta de mis piernas contra la luz de la luna. Ojala estuviera alguien aquí para mal pensar junto conmigo.

Cuando el insomnio no nace de la culpa, ni del rencor, ni ansiedad; entonces es un insomnio que se disfruta. Se puede poner atención a la música y distinguir cada uno de los instrumentos y fantasear con las manos a que uno los toca.
Estoy vacía de sentimientos, pero la música me llena de ellos, géneros que me dan una amplia gama de sentimientos.

Cambiar de hoja es lo que me delata. Trato de hacer el menor ruido posible pero el crujir del papel me acusa de profanar la tranquilidad de la noche con mi abstracción dispersa y traviesa que corre sin querer ser atrapada por el sueño, como si fueran mariposas escapando de una red, las imagino de papel crepé.

En algún momento de esta faena se sufre una locura inexplicable, como si fuera empapada por LSD. Veo que las paredes palpitan, las persianas se agitan, los colores resaltan, las fotografías me miran y entro en un estado de paranoia en la que me veo obligada a dejar de escribir, quitarme los audífonos para escuchar si alguien viene y observar las paredes en busca de insectos.

Supongo que la paranoia crece porque sé que no tarda en salir el sol y sorprenderme haciendo lo que no debo a deshoras. Lo bueno es que para entonces Noche se habrá marchado y Día no sabrá quién me sedujo durante tantas horas. (Tengo hambre)

Y luego, entonces, comienzan los garabatos… porque ya no sé qué escribir. Flores, estrellas, ojos, espirales, letras que poco a poco se van apagando por el primer bostezo.
Poco a poco la mente se prepara para colapsar, mis ojos se deforman, se reducen y parezco oriental.

He viajado a través del tiempo, ahora estoy a finales de la década de los 60 y Marc Bolan me canta al oído. En fin, ya se asoman los primeros rayos de luz, el cielo se aclara. Mejor ya me voy a dormir porque sino repetiré esta escena en la madrugada de mañana.

miércoles, 2 de junio de 2010

Relativo

Más de lo que quema el fuego,
Que la oscuridad de un ciego,
Los cadáveres que se tragó el mar,
Más de mil moscas en un pay.

Más que un poema de Sabines,
El dolor de tu madre muerta,
La peste de las coladeras,
Más que luciérnagas en praderas.

Más que los gritos de fanáticos,
El ruido del transito en una ciudad,
Los vómitos y el asco de una embarazada
Más que toda el agua desperdiciada.

Más que el ardor de una cortada,
Los platos sucios de la cena,
La hipocresía, los abrazos y regalos
Más que misa en Noche Buena.

Más que noches sin dormir,
Las pastillas, capsulas y vitaminas,
Libros, revistas, pornografía,
Más que rezar un Ave María.

Más que los amigos de lejos,
Las llamadas a deshoras
Los besos y las cartas
Más de lo que me lloras.

Más que todo lo conocido y contado,
Brahma, Shiva y Vishnu,

Lo vivido, soñado y deseado,
More than the imperfection of God.