martes, 22 de diciembre de 2009

Cuento de Navidad 0.1

Primera Parte
Pablito siempre fue el consentido de mis papás. Pablito era el orgullo de mi papi por saber tocar el piano mejor que él. Pablito era el consentido de mami porque todos decían que tenía los ojos azules de la abuela.

Pablito les caía bien a todos los niños del colegio porque corría rápido y ganaba las carreras. Pablito era el preferido de la maestra porque sabía sumar y restar. Pablito era el centro de atención en cualquier ocasión, dentro de la casa o en algún evento del pueblo.

El día que intenté tocar el piano de papi, éste llegó furioso y me bajó del banco, dijo que no quería escuchar ruido en la sala y que el piano no era un juguete, entonces me enojé ¡que berrinche!, a Pablito siempre lo dejan tocar cuando sea.

Antes de dormir, todas las noches mami se sentaba en la cama de Pablito a contarnos un cuento, y al final le daba un beso en cada ojo, pero a mí me deseaba buena noche desde la puerta.

En las fiestas familiares escuchaba a mis tías en la cocina hablar de nosotros, Pablito, el más lindo. “Y la niña ¿por qué no es güerita como el hermano? Que chistoso, son cuates y uno salió tan bonito y la otra…”
Mis tíos cargaban a Pablito, mis primos querían estar en su equipo en los quemados, todos gritaban su nombre en las porras. En nuestro cumpleaños, Pablito siempre recibía más regalos que yo, él soplaba las velas de pastel antes.

Odiaba a Pablito, mi abuelo decía que los niños somos angelitos que bajamos al mundo para traer amor, pero el único que recibía amor era Pablito, el único con cara de ángel era Pablito, pobrecito, él no tuvo la culpa de ser tan bonito, pero ¿qué culpa tenía yo de no ser como él?

Lloré mucho, mucho, mi mami me preguntaba por qué lloraba y mi papi solo le decía que lo hacía por llamar la atención. Ambos me ignoraban y a Pablito no le quedaba de otra más que seguirles la corriente o ¿a caso sería realidad que no se diera cuenta de cómo su sombra fui? Pablito, indiferente.

Pocas veces Pablito jugaba conmigo, no, él siempre tenía algún amiguito para jugar, hasta las niñas que iban conmigo terminaban jugando con él. Pablito, carismático.

No hay comentarios:

Publicar un comentario