lunes, 18 de enero de 2010

Realidad social

Cuatro estudiantes de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García crearon un proyecto llamado EL LLANERO, un periódico semanal que publica las noticias relevantes de actualidad.
A pesar de que el proyecto es muy joven ha tenido un grado de evolución impresionante. Por fortuna, Carlos S. Rangel me invitó a participar esporadicamente publicando notas en las secciones Ciudad y Cultura.
Aquí está mi nota que saldrá en el próximo número y me gustó bastante, la quería compartir por este medio.

Realidad Social /Ciudad

Aprueban Ley Gay en el Distrito Federal, con esto pasamos a ser la tercera ciudad en América Latina que reconoce el matrimonio entre homosexuales.

Después de la tormenta de debates y discusiones que se vieron en todos los medios, por fin se hizo justicia a la comunidad gay, quienes a causa de esta legislación les fueron otorgados derechos hereditarios en caso de fallecimiento de alguno y de obtener una pensión alimenticia por la mitad del tiempo que haya durado la relación.

Somos una sociedad llena de divergencias, no todos compartimos la misma ideología política, ni tenemos las mismas creencias religiosas, la desigualdad entre clases sociales es alarmante, pero nadie hace ni dice absolutamente nada, ¿nos ofende realmente ver a dos hombres tomados de la mano? ¡A caso no debería ofendernos más la pobreza extrema o el incumplimiento de los derechos de los indígenas! Gay, lesbiana, anciano, mujer, niño, la sociedad está formada por cada uno de nosotros.

Nuestra condición humana merece ser respetada y beneficiad, ¿por qué oponerse a una ley que garantiza más derechos a nuestra diversa sociedad?
Mexicanos dejemos a un lado el machismo retrograda, no nos armemos de nuestra hipocresía católica para negarnos una realidad que ha existido a lo largo de la historia de la humanidad.

La discriminación es un defecto que obstaculiza el progreso, para quienes se dan golpes de pecho es un absurdo cuando también se pregona amor al prójimo. Respetemos y mantengámonos a los márgenes tanto heterosexuales, como homosexuales. Al cabo la ley ya está aprobada y no afecta la situación del país.

La intolerancia nos tiene estigmatizados, no la disfracemos culpando a otros de pecadores. El rechazo a la reforma gay se puso al rojo vivo pero, no olvidemos que de igual forma el menosprecio a la mujer existe, el abuso a niños y ancianos también, ignoramos a los más pobres, ya basta, el día que dejemos a un lado tanta aversión y hostilidad para con nosotros mismos probablemente se vea un cambio.


Aledesma

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